Lectio Divina: 2 de junio de 2023

“Mi Casa será llamada Casa de oración”

1.- Oración introductoria.

Señor, me impresiona esa maldición tuya sobre la higuera. Y pienso que, a veces, yo también soy como esa higuera. Vivo de apariencias, de fachada, pero por dentro no doy fruto. Pasan los días, pasan los años y sigo siempre igual. No hay en mí ningún avance ni progreso. Para la gente soy buena persona, incluso me piden oraciones porque creen que estoy más cerca de Ti. Pero yo no estoy conforme conmigo mismo. Ni me gusta la vida que llevo. Quiero cambiar, necesito cambiar.

2.- Lectura reposada del evangelio: Marcos, 11, 11-26

Entró Jesús en Jerusalén, en el templo, lo estuvo observando todo y, como era ya tarde, salió hacia Betania con los Doce. Al día siguiente, cuando salían de Betania, sintió hambre. Vio de lejos una higuera con hojas, y se acercó para ver si encontraba algo; al llegar no encontró más que hojas, porque no era tiempo de higos. Entonces le dijo: «Nunca jamás coma nadie frutos de ti». Los discípulos lo oyeron. Llegaron a Jerusalén y, entrando en el templo, se puso a echar a los que vendían y compraban en el templo, volcando las mesas de los cambistas y los puestos de los que vendían palomas. Y no consentía a nadie transportar objetos por el templo. Y los instruía diciendo: «¿No está escrito: “Mi casa será casa de oración para todos los pueblos”? Vosotros en cambio la habéis convertido en cueva de bandidos». Se enteraron los sumos sacerdotes y los escribas y, como le tenían miedo, porque todo el mundo admiraba su enseñanza, buscaban una manera de acabar con él. Cuando atardeció, salieron de la ciudad. A la mañana siguiente, al pasar, vieron la higuera seca de raíz. Pedro cayó en la cuenta y dijo a Jesús: «Maestro, mira, la higuera que maldijiste se ha secado». Jesús contestó: «Tened fe en Dios. En verdad os digo que si uno dice a este monte: “Quítate y arrójate al mar”, y no duda en su corazón, sino que cree en que sucederá lo que dice, lo obtendrá. Por eso os digo: todo cuanto pidáis en la oración, creed que os lo han concedido y lo obtendréis. Y cuando os pongáis a orar, perdonad lo que tengáis contra otros, para que también vuestro Padre del cielo os perdone vuestras culpas»

3.- Qué dice el texto bíblico.

Meditación-reflexión

Jesús viene de Betania, con los doce, y se dirige al Templo de Jerusalén. Betania es el lugar donde Jesús se retira a descansar, incluso con sus discípulos. En Betania hay tres hermanos: Lázaro, Marta y María donde se vive con gozo la fraternidad. Allí se come, se descansa, y, sobre todo, se escucha a Jesús y se le ama. A esta casa “de la fraternidad” invita Jesús a los doce. Allí se está gestando “la nueva Iglesia”. Una Iglesia doméstica donde se viven los valores del Evangelio con alegría, con sencillez, con amor, con mucho amor. Y de allí Jesús llega al Templo de Jerusalén donde se negocia con lo más sagrado. Todo se compra y se vende. No hay lugar para la gratuidad. “Los escribas y los fariseos”, es decir, los profesionales del culto, están vendidos y sólo buscan el negocio. Jesús no puede tolerar que la casa de su Padre se haya convertido en “cueva de bandidos”.  Y quiere purificar el templo. Los escribas y fariseos son los que más se oponen porque les quitan el negocio. Por eso quieren acabar con Jesús. Jesús no soporta tanta hipocresía. Esa higuera que tiene hermosas hojas y flores y que no produce frutos, es el símbolo del pueblo de Israel. Religión vacía, estéril, de apariencia, de pura fachada, pero sin frutos de amor y de justicia.  Por eso hay que dejar Jerusalén y volver a Betania, al verdadero templo “en espíritu y en verdad”, la casa que verdaderamente agrada al Padre.

Palabra del Papa

“La liturgia del día propone el Evangelio en el que Jesús expulsa a los mercaderes del Templo, porque han transformado la casa de oración en una cueva de ladrones. Y lo que hace Jesús es un gesto de purificación, el templo había sido profanado y con el Templo, el pueblo de Dios. Profanado con el pecado tan grave que es el escándalo. La gente es buena, la gente iba al Templo, no miraba estas cosas; buscaba a Dios, rezaba… pero debía cambiar las monedas para las ofrendas. El pueblo de Dios no iba al Templo por esta gente, por los que vendían, pero iban al tempo de Dios y allí había corrupción que escandalizaba al pueblo. Por eso yo pienso en el escándalo que podemos causar a la gente con nuestra actitud, con nuestras costumbres no sacerdotales en el Templo: el escándalo del comercio, el escándalo de la mundanidad… Cuántas veces vemos que, entrando en una iglesia, aún hoy, está ahí la lista de los precios, para el bautismo, la bendición, las intenciones para la misa. Y de todo esto el pueblo se escandaliza”. (Cf Homilía de S.S. Francisco, 21 de noviembre de 2014, en Santa Marta).

4.- Qué me dice hoy a mí este texto bíblico ya meditado. (Silencio)

5.-Propósito: Hacer de mi corazónuna pequeña Betania donde Jesús pueda descansar.

6.- Dios me ha hablado hoy a mí a través de su Palabra. Y ahora yo le respondo con mi oración.

Señor, me encanta esa “Iglesia doméstica de Betania” donde Tú entrabas a descansar, a rezar, a crear fraternidad. Allí llevabas también a tus discípulos a vivir, a experimentar la auténtica y verdadera fraternidad. Tú eras el centro de todos. Todos te querían y te admiraban. Y cuando tu amor se derramaba sobre el corazón de cada uno, no les costaba ya nada el quererse los unos a los otros. ¡Qué bonito es amarse con el mismo amor que Tú nos amas!

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