«Sígueme». Él se levantó y le siguió…
1.-Introducción.
Señor, el hecho tan sencillo e inmenso de que te hayas fijado en mí y me hayas elegido, ha sido lo más bonito que ha ocurrido en mi vida. Hoy necesito encontrarme contigo para darte gracias. No sólo acepto tu llamada, la agradezco y la celebro cada día. Y con el salmista, te digo: “Me ha tocado un lote hermoso. Me encanta tu heredad”. (Salmo 16) En este nuevo año no sólo quiero escuchar tu Palabra sino hacerla vida en mí. Para eso necesito tu gracia.
2.- Lectura reposada del evangelio. Marcos 2, 13-17
Salió de nuevo por la orilla del mar, toda la gente acudía a él, y él les enseñaba. Al pasar, vio a Leví, el de Alfeo, sentado en el despacho de impuestos, y le dice: «Sígueme». Él se levantó y le siguió. Y sucedió que estando él a la mesa en casa de Leví, muchos publicanos y pecadores estaban a la mesa con Jesús y sus discípulos, pues eran muchos los que le seguían. Al ver los escribas de los fariseos que comía con los pecadores y publicanos, decían a los discípulos: «¿Qué? ¿Es que come con los publicanos y pecadores?» Al oír esto Jesús, les dice: «No necesitan médico los que están fuertes, sino los que están mal; no he venido a llamar a justos, sino a pecadores».
3.- Qué dice el texto.
Meditación-Reflexión.
El caso de Mateo es especial. Él era un pecador, un hombre de negocios y de “negocios sucios”. Se dedicaba al cobro de los impuestos que Roma les imponía y sabemos que los encargados, cobraban al pueblo más de lo que Roma les exigía. A éstos se les denominaba “publicanos” es decir, “pecadores públicos”. Pero, a Jesús no le importa nunca el pasado de las personas sino el futuro. No le interesa lo que uno ha sido, sino lo que puede ser. “Vio a Levi” ¡Qué casualidad! El más visto por los demás es el que acapara la mirada de Jesús. Los demás veían al pecador, al ladrón, al corrupto. Pero Jesús miró al hombre, a la persona. Y lo miró con amor. Desde ese momento todo ya es posible. Hasta es posible convertir a un “corrupto” en “apóstol”. Mateo, agradecido, quiere celebrar este acontecimiento y le invita a comer en su casa. La vocación no sólo se acepta sino que se agradece y se celebra. Los de mirada corta, aquellos que creen que son más importantes las leyes que el amor, se escandalizan. A Jesús le importan poco los escándalos de los fariseos. A Jesús le interesa recalcar que, cuando se obra con amor, se cumplen todas las leyes y, sin amor, no se puede cumplir ninguna ley cristiana.
Palabra del Papa.
Después de mirarlo con misericordia, el Señor le dijo a Mateo: «Sígueme». Y Mateo se levantó y lo siguió. Después de la mirada, la palabra. Tras el amor, la misión. Mateo ya no es el mismo; interiormente ha cambiado. El encuentro con Jesús, con su amor misericordioso, lo transformó. Y allá atrás quedó el banco de los impuestos, el dinero, su exclusión. Antes él esperaba sentado para recaudar, para sacarle a los otros, ahora con Jesús tiene que levantarse para dar, para entregar, para entregarse a los demás. Jesús lo miró y Mateo encontró la alegría en el servicio. Para Mateo, y para todo el que sintió la mirada de Jesús, sus conciudadanos no son aquellos a los que «se vive», se usa, se abusa. La mirada de Jesús genera una actividad misionera, de servicio, de entrega. Sus conciudadanos son aquellos a quien Él sirve. Su amor cura nuestras miopías y nos estimula a mirar más allá, a no quedarnos en las apariencias o en lo políticamente correcto. Jesús va delante, nos precede, abre el camino y nos invita a seguirlo. Nos invita a ir lentamente superando nuestros preconceptos, nuestras resistencias al cambio de los demás e incluso de nosotros mismos. Nos desafía día a día con una pregunta: ¿Crees? ¿Crees que es posible que un recaudador se transforme en servidor? ¿Crees que es posible que un traidor se vuelva un amigo? ¿Crees que es posible que el hijo de un carpintero sea el Hijo de Dios? Su mirada transforma nuestras miradas, su corazón transforma nuestro corazón. Dios es Padre que busca la salvación de todos sus hijos. Dejémonos mirar por el Señor en la oración, en la Eucaristía, en la Confesión, en nuestros hermanos, especialmente en aquellos que se sienten dejados, más solos. Y aprendamos a mirar como Él nos mira.» (Homilía de S.S. Francisco, 21 de septiembre de 2015).
4.- Qué me dice hoy a mí esta palabra ya comentada. (Silencio)
5.-Propósito: Todo lo que haga en este día lo haré por amor.
6.- Dios me ha hablado hoy a mí a través de su Palabra. Y ahora yo le respondo con mi oración.
Señor, Mateo al ser llamado por ti, no tenía en su haber más que una vida rota y pecadora. Tú no sólo te limitaste a cambiar su vida para que, de ahí en adelante, pudiera ser un buen cristiano, sino que lo elegiste para ser tu apóstol. Gracias, Señor, porque no tienes prejuicios, gracias porque no haces caso de las habladurías de la gente, gracias porque a todos ofreces oportunidades. Gracias por ser como eres. ¡Eso! “Ser como eres”.
PDF: 18 DE ENERO