La economía del don

Diócesis de Barbastro-Monzón
17 de julio de 2021

Por José Huerva Mateo, ecónomo diocesano.

En nuestro mundo, en el mundo que conocemos, todo re rige por la economía, porque la palabra economía significa en griego “ley de la casa”: Oiko=Casa, Nomos=Ley. La administración provee las necesidades esenciales, optimizando al máximo todos los recursos existentes, no sólo los monetarios. Es evidente que sin esta ley administrativa, ni la casa, ni institución alguna puede subsistir: la alternativa a la economía es el caos.

Dicho esto, hemos de añadir que la economía no se reduce a los activos financieros, aunque estos sean muy necesarios. En lo que nosotros vamos a profundizar se sitúa dentro de la Economía de la Salvación, que es la que providente revelación de Dios en la Historia con todas sus intervenciones salvíficas. En el marco de esta economía se sitúa la economía del don: que es la respuesta de los creyentes a la autodonación salvífica Dios, ofreciendo no sólo sus recursos económicos, sino también ofreciendo su tiempo y su vida. Según los datos de la Memoria Anual de Actividades de la Iglesia en
España 2019
existen dos millones de voluntarios que forman parte de la economía del don.

Hoy vamos a poner de relieve a todos los voluntarios que en nuestra diócesis forman parte activa de la economía del don. Comenzando por todas aquellas personas que se ofrecen para la limpieza de los templos y locales parroquiales; los que componen el Consejo de Economía y la Administración; los miembros del Consejo de Pastoral; los que realizan trabajos de secretaria; los Catequistas; los miembros del Consejo de
Liturgia que animan las celebraciones; los voluntarios de la Pastoral de la Salud; los voluntarios de Caritas; los equipos de misiones y de Manos Unidas; los animadores de la Pastoral Juvenil y Vocacional; los Animadores de la Comunidad; los diversos delegados diocesanos de pastoral laicos; los colegios de religiosos que tienen sus propios voluntarios en la Pastoral Infantil y Juvenil; en definitiva a todos fieles laicos los que se ofrecen para responder a las necesidades de la Iglesia que peregrina en nuestra diócesis.

Vosotros sois los que hacéis de vuestras vidas “una ofrenda espiritual que Dios acepta con agrado”(Rm 12,1). La administración diocesana da gracias a Dios por vuestra entrega generosa, al mismo tiempo que anima a todos los fieles laicos que aún no participan de esta hermosa misión a apuntarse a aquellas tareas descritas según las propias capacidades recibidas de Dios. Sin la economía del don no sería visible la Economía de la Salvación.

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