Finaliza el Año Jubilar de San Isidro

El presbítero Ángel Luis Miralles ha cumplido 31 años como sacerdote. Hoy es el párroco de la Colegiata de San Isidro el Real, antigua catedral de Madrid. La Santa Sede ha concedido la celebración de un Año Santo Jubilar que finaliza el próximo 15 de mayo, día de la festividad del patrón.

Ángel Luis Miralles.

Como párroco, ¿cuál ha sido su experiencia con respecto a la evolución de esta última década aquí en la colegiata?
Para sorpresa mía, desde que llegué, todo ha sido un regalo constante de la Providencia. Se han ido acumulando una serie de celebraciones, de actos en torno a San Isidro y de realidades presentes en la colegiata.
Ha sido un descubrir que hay una devoción tremenda ya no sólo a nivel nacional sino a nivel internacional. En países, por ejemplo, de Asia; de América Latina, es tremenda la fluencia de público…
Entonces, ver la internacionalidad de nuestro queridísimo santo patrón, San Isidro, que conlleva: que viene mucha gente, que celebramos muchos sacramentos de la Penitencia (o sea, que confesamos a muchísima gente), que hay muchas celebraciones de la Eucaristía para dar gracias a Dios, etc.
Bueno, el caso es que es un sitio peculiar y que es una bendición de Dios que podamos tener aquí al santo patrón de Madrid.

Tras una vida en relación con Dios, ¿cuál ha sido el impacto personal en su propia fe y devoción de toda esta experiencia?
Pues mira, yo siempre he pensado que me venía grande esta iglesia y esta devoción, como pastor de todo lo que sucede aquí. Pero he visto cómo el Señor se luce en nuestra debilidad; nos hace fuertes en nuestra debilidad.
También ha habido problemas, situaciones complicadas, relacionadas con la arquitectura del edificio, que tiene muchas deficiencias, otras situaciones… En cambio, he visto que el Señor me ha bendecido para poder sobrellevar esta carga que, a mi parecer, es una carga importante y un servicio grande que me pide Dios a la Iglesia. Bueno, que el Señor se ha ido luciendo a través de mi pobre persona. Que no es falsa modestia, es que es la pura realidad.

A través del escáner y de un estudio visual por parte de cuatro peritos científicos, se ha descubierto que realmente es San Isidro

Están terminando de celebrar el Año Jubilar, hasta el día 15 de mayo, ¿de qué modo se ha desarrollado?Comenzó con la fiesta de San Isidro. A los dos o tres días, pudimos exponer el cuerpo incorrupto. Lo pudimos exponer en una capilla lateral. Y nos causó admiración la afluencia de público. ¡Público muy fervoroso! Teníamos miedo de que se produjera una reacción de visitas así un poco por curiosidad por el cuerpo incorrupto. Pues no. Hemos comprobado que, como la figura de San Isidro tiene esa atracción, esto ya ha supuesto que venga muchísima gente, confesando sin parar durante días. Y, como se gana indulgencia plenaria…Luego, a lo largo del año, peregrinaciones de todo el mundo, obispos de todo el mundo, países de lo más insospechado, con mucha devoción, y de toda España. Creo que hay que dar gracias a Dios por este Año Jubilar que ha concedido la Santa Sede, porque ha removido mucho la devoción a San Isidro. Además, ha puesto de relieve su ejemplaridad, que es tremendamente actual: claro, un laico, trabajador, con familia (con esposa e hijo) y circunstancias bastante complejas de persecución, etc, ha sido un testimonio de fe muy importante para mucha gente.
A lo largo de todo el año, hemos ido recibiendo testimonios, comprobando este impacto incluso en gente de Madrid, que no sabía que su patrón estaba aquí (eso sí que me ha incomodado un poco, ja, ja), y así lo han conocido. Eso ha sido muy satisfactorio también.

Colegiata de San Isidro el Real.

Me comentaba la realización de un estudio acerca del cuerpo de San Isidro.
Con motivo de la exhumación del cuerpo y de exponerlo a la veneración de la gente, la Real, M. Itre. y Primitiva Congregación de San Isidro de Naturales de Madrid solicitó la posibilidad de que unos peritos hicieran un estudio médico científico de su cuerpo.
En otras épocas, se hicieron algunos, pero eran muy pobres en relación a los medios que hay ahora. A través del escáner y de un estudio visual por parte de cuatro peritos científicos, se ha descubierto que realmente es San Isidro; que, ¡nunca había duda! Pero, por si había alguna leyenda negra por ahí todavía, se ha comprobado y coincide lo observado con la Tradición en torno a él: que era un trabajador fortísimo, que se esforzó muchísimo. Incluso, una de los médicos, nos explicaba cómo sostenía el arado. Se comprueba que era zurdo y que, por tanto, hacía más fuerza con el brazo izquierdo que con el derecho para sostener el arado. Ella lo representaba, así, gráficamente [hace el gesto].
Se ha descubierto también cómo murió: una enfermedad dolorosísima de boca, de la que moría el cuarenta por ciento de personas de su época, por la que tiene deterioradísima la boca. Además, entre otras cosas, comprobaron también que, después de haber estado cuarenta años sepultado bajo el agua, la conservación del cuerpo momificado es admirable. Decían: «¿Cómo puede estar así todavía?». Mide 1,85; una altura bastante fuera de lo normal en aquella época.
Bueno, estos descubrimientos no nos han ayudado a tener más en Dios ni en San Isidro, pero sí nos han confirmado la fe que tenemos. Le faltan algunos trozos, pero las doctoras han confirmado que no es porque se hayan corrompido, sino porque le cortaron trozos, debido a la propia devoción.

¿Cuál es el ejemplo vivo que nos deja y nos regala hoy San Isidro?
¿San Isidro?, ¡un trabajador! Con mucho esfuerzo físico, porque las circunstancias no eran favorables. Pero sabía dónde tenía que sostener su vida. Que no era en acumular riquezas ni gozando de frivolidades o disfrutes mundanos, sino que era un hombre que se sostenía en la vida de piedad a la Santísima Virgen, como manifiesta la Tradición, y, sobre todo, su amor a la Eucaristía que, en aquel entonces, no era tampoco corriente que comulgaran diariamente ni que acudieran a rezar al Sagrario con frecuencia como él, según consta ya en la Tradición más inmediata a su época (s. XIII).
Ahí vemos, los laicos y todos, dónde tenemos que sostener nuestra vida: en nuestro Señor Jesucristo y en la intercesión poderosísima de la Virgen. Luego, él, una conciencia muy viva de SER IGLESIA. Que pertenece a la Iglesia Católica, eso también es indiscutible. Y que él vivía vinculado a sus pastores, a su iglesia aquí en Madrid, de Santa María, etc.

Un mensaje para todos aquellos que queremos conocer mejor a este santo.
¡Que venga la gente a encontrarse con San Isidro!, físicamente porque es una devoción muy hermosa venir aquí a rezarle; pero, sobre todo, espiritualmente, que hagan por conocerle más.
Ahora tenemos la facilidad de internet. Si buscan ahí, salen cosas muy hermosas. Entre otras, una película un poco antigua, basada en los hechos relatados por Juan Diácono (s. XIV). Con los medios que había en aquellos años, refleja muy bien la calidad humana de San Isidro y su fe.

Muchísimas gracias, don Ángel Luis.
Gracias a ti, a vosotros. ¡Viva la Virgen del Pilar!