Misa en la Catedral de Tarazona y procesión de Corpus Christi por las calles de la ciudad

La S.I. Catedral de Tarazona se ha llenado de fieles para participar en la celebración de la eucaristía con motivo del Corpus Christi, presidida por el obispo de la Diócesis de Tarazona, Mons. Vicente Rebollo Mozos, y concelebrada por varios sacerdotes. Los niños y niñas que han recibido este año la Primera Comunión han tenido un lugar preferente en la misa. Todos ellos han estado colocados a la derecha del altar mayor y al comenzar la celebración han sido saludados por el obispo. La corporación municipal también ha asistido a la celebración, que ha sido cantada por el Coro de la Catedral.

D. Vicente ha felicitado a los padres de los niños y niñas por haber querido que sus hijos comulguen y a los pequeños les ha dicho que «nos ayudáis a recordar la ilusión con la que todos recibimos por primera vez a Jesús». El obispo de Tarazona ha definido la comunión como una manera de crecer espiritualmente, «algo que debemos de hacer continuamente y una forma de lograrlo es con la eucaristía, cuya fiesta celebramos hoy». «El que no come de su carne y no bebe de su sangre no tendrá esa vida eterna porque le faltará ese complemento que enriquece su interior para que su vida de aquí sea más plena», ha continuado D. Vicente. «Los que somos creyentes tenemos esa fuerza interior para vivir nuestra vida con plenitud, con confianza en Dios y entregados a los demás porque estamos alimentados por la fe y por la eucaristía».

El obispo de Tarazona ha recordado que hoy es el día de la Caridad, el día de Cáritas. D. Vicente ha destacado la labor que realiza la organización y se ha referido al lema de este año, «Tienes mucho que ver». «Cáritas nos invita a ver la falta de esperanza en los demás y a saber dar esa esperanza para ayudar a los que lo necesitan». Animó a los presentes a conocer más a Cáritas y a colaborar de manera más continua con ella, bien como voluntarios, bien realizando donativos.

Después de la misa, ha tenido lugar la procesión en la que los niños y niñas han vuelto a ser los protagonistas, precediendo al Santísimo y lanzando pétalos de rosa. Como todos los años, el Santísimo Sacramento ha sido portado por los hermanos de la Cofradía de las Siete Palabras y el Santo Entierro.