Cuidar al enfermo como “peregrinos de la esperanza”

Pascua del Enfermo

La Iglesia celebra la Pascua del Enfermo como un día en el que las comunidades parroquiales oran con y por los enfermos, además de  ser una oportunidad para acercar el sacramento de la unción de los enfermos. Con este motivo, la Pastoral de la Salud en Aragón nos propone sumarnos al proyecto de Jesús, que «enseñó a sus discípulos a tener su misma predilección por los enfermos y por quienes sufren y les transmitió la capacidad y la tarea de seguir dispensando en su nombre y según su corazón alivio y paz», como nos recordaba el papa Francisco. 

«Dar esperanza en la tristeza» es el lema que propone el departamento de Pastoral de la Salud para la Campaña del Enfermo 2024. Una Campaña que la Iglesia en España inició el 11 de febrero y que se cierra el 5 de mayo, con la Pascua del Enfermo. En el trasfondo de este enunciado se revela la realidad que vive nuestra sociedad actual, donde la venta de ansiolíticos y antidepresivos en farmacias se ha incrementado un 30% en la última década. España de hecho, es el tercer país de la UE que más medicamentos de este tipo consume, según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). «Como cristianos, no podemos ser indiferentes a este fenómeno que afecta también a muchos jóvenes, y que necesitan de un acompañamiento y una escucha activa urgente», nos dice Pilara Martín, delegada de Pastoral de la Salud en la diócesis de Teruel y Albarracín. En este sentido, las parroquias deberían ser clave a la hora de detectar estas vulnerabilidades y canalizar los esfuerzos de quienes se sienten movidos a trabajar por el Reino. «Echamos de menos a la gente joven», nos dice Pilar Molina, delegada en Zaragoza de una Pastoral volcada en la formación. «Hay que fomentar el encuentro entre generaciones. Los abuelos no pueden ser solo cuidadores. Tiene que haber un intercambio de ayuda mutua», insiste. Una de esas jóvenes que ya ha dado el paso es Patricia Pérez, que gracias a la Hospitalidad de Lourdes entró en contacto con la Pastoral de la Salud. 

«Cuando acompañas a una persona en una etapa compleja de su vida, abres los ojos a otras realidades que pasaban desapercibidas. Y esos problemas del día a día que antes parecían un mundo cobran otro sentido. Además, cuando te pones al servicio y al cuidado de personas te sientes pleno. Siempre recibimos mucho más de lo que podemos ofrecer». Por eso, Patricia anima a otros jóvenes como ella a vivir esta experiencia. «Si entiendes el sentido de la palabra servir y la vives, todo tu corazón y tu manera de amar cambiará a mejor siempre.»

La respuesta que damos como cristianos ante quienes sufren «nos obliga” de hecho a ser miembros activos de la Pastoral de la Salud. «Todos vamos a ser, tarde o temprano, agentes de la salud, encontrándonos con algún enfermo en el transcurso de nuestra vida», nos recuerda Pilara. Por eso es tan importante estar mínimamente formados, apunta. «La simple compañía es sanadora pero hay que saber hacer escucha activa, sin añadir más sufrimiento con nuestros comentarios». 

Capellanes

En esto, los capellanes tienen una misión especial, por lo que su formación es esencial. Wilson Páez, de la delegación de Huesca, apunta que en el último encuentro interdiocesano se abordó la atención espiritual al final de la vida y en el duelo. Aquí, la Pastoral de la Salud también tiene una tarea vigente: acercar la unción de enfermos para que deje de asociarse únicamente a la muerte. El papa Francisco vuelve a recordarnos que este sacramento «nos ayuda a ampliar la mirada a la experiencia de la enfermedad y del sufrimiento, en el horizonte de la misericordia de Dios».

“Peregrinos de la esperanza”.

Campaña que vivimos en el contexto de la preparación del jubileo de 2025. El Sumo Pontífice nos recuerda que «debemos mantener encendida la llama de la esperanza que nos ha sido dada, y hacer todo lo posible para que cada uno recupere la fuerza y la certeza de mirar al futuro con mente abierta, corazón confiado y amplitud de miras. El próximo Jubileo puede ayudar mucho a restablecer un clima de esperanza y confianza, como signo de un nuevo renacimiento que todos percibimos como urgente. Por esa razón elegí el lema Peregrinos de la Esperanza».

La fe y la oración nos abren a la esperanza que permite no sucumbir ante la tristeza y el, sufrimiento. «Comprendo a las personas que tienden a la tristeza por las graves dificultades que tienen que sufrir, pero poco a poco hay que permitir que la alegría de la fe comience a despertarse, como una secreta, pero firme confianza, aun en medio de las peores angustias».