En la tarde del Martes Santo se celebró la Misa Crismal y la Renovación de las Promesas sacerdotales. Presidió la celebración, por primera vez, nuestro Obispo, don José Antonio Satué Huerto. Concelebraron con él la mayoría de sacerdotes diocesanos, que por la mañana habían tenido un Retiro, en el Colegio Diocesano “Las Viñas”, con la presencia del sacerdote operario Emilio Lavaniegos.
En la Homilía el Sr. Obispo destacó que pese a nuestros pecados pecados y virtudes, de los logros y fracasos, tenemos motivos de alegría y de acción de gracias. Y enumeró tres motivos: que somos hijas e hijos amados de Dios, que somos “piedras vivas” de esta edificación: la Iglesia y el último, que hemos sido elegidos por Dios para ser, en el mundo, transparencia de su amor.

Posteriormente se centró en el presbiterio diocesano que va a renovar sus promesas sacerdotales, para que reavivan la alegría de ser amados, reunidos y enviados por Dios. Recordó don José Antonio que los óleos y el crisma nos hablan del amor y del poder de Dios, que está junto a nosotros en los diversos momentos y circunstancias de la vida. Acabó su homilía deseando “que todos los que formamos parte de esta querida Iglesia Diocesana de Teruel y Albarracín abramos nuestros corazones a la acción del Espíritu Santo, para que sigamos creciendo en experiencia de Dios, caminemos unidos como Iglesia sinodal y nos sintamos urgidos y motivados para compartir con todos el amor, la esperanza y la fe que hemos recibido”.
