Adela Cortina imparte una conferencia en el Centro Pignatelli sobre el rechazo al pobre: “El siglo XXI tiene que acabar con la aporofobia”

Adela Cortina es catedrática de Ética en la Universidad de Valencia y directora de la Fundación Étnor. Ella ha introducido el término ‘aporofobia’ para designar el “rechazo al pobre” y la RAE lo ha reconocido el pasado año 2017: “El problema del sinhogarismo es uno de los problemas que hay que resolver por altura humana. Es un tema del que hay que hacerse cargo”.

‘Aporofobia’ -del griego á-poros, sin recursos, indigente, pobre; y fobos, miedo- se refiere al miedo hacia la pobreza y hacia las personas pobres. Es la repugnancia y hostilidad ante las personas pobres, sin recursos o desamparadas. Es el tema que expuso Adela Cortina ayer en el Centro Pignatelli de Zaragoza (Paseo de la Constitución, 6). Organizado por Cáritas, el acto reunió a cuatrocientas personas a las 19.00 horas, y aún muchos se quedaron fuera.

En el marco de la II Jornada Mundial de los Pobres que el Santo Padre ha convocado para el 18 de noviembre, la conferencia fue introducida por Carlos Gómez Bahillo, director de Cáritas Diocesana de Zaragoza, y Ramón Sabaté, voluntario. Ambos incidieron en la relevancia del nuevo término, aporofobia, y en el agradecimiento a Adela Cortina por parte de Cáritas. Ella, comenzó correspondiendo a ese agradecimiento y señalando las razones por las que ha acuñado la nueva palabra: “Muchas veces, no es que tengamos xenofobia. Por ejemplo, los turistas alemanes no nos molestan. Los que sí lo hacen son los pobres, que por molestarnos, nos molestan hasta los de nuestra familia”.

“He puesto nombre a una realidad como los expertos se los ponen a los fenómenos meteorológicos: para que los reconozcamos, los identifiquemos y nos prevengamos contra ellos”, apuntaba la conferenciante. ‘Aporofobia’ fue la palabra destacada del año pasado por Fundéu BBVA, “debido a su capacidad transformadora de la realidad”. Explicaba Cortina que “las fobias existen porque alguien relega a un grupo entero de gente que posee una característica que esta persona desprecia. Es el caso de judíos, extranjeros, homosexuales…”.

Expuso también la Dra. Cortina que “nuestro cerebro es xenófobo por naturaleza. Esto es debido a dos principios biológicos: el autointerés básico en la supervivencia y la tendencia disociativa, dejamos de lado todo lo que nos incomoda”. Frente a esto, explicaba, tenemos que reflexionar sobre la inclinación del ser humano a dar y regalar al otro, aunque sea a cambio de algo. Y añadirle una educación para la cooperación: “Para dejar de cultivar las tendencias aporofóbicas tendríamos que hacer una auténtica revolución social”. Y añadía que ha de ser en el siglo XXI, “porque por primera vez en la historia, hay medios más que suficientes, para que a nadie le falte lo necesario”.

“Hay una historia que se nos ha contado y es falsa: que los seres humanos somos individuos aislados que hemos firmado un contrato. Es falso: somos personas que viven en vínculo, en relación”. Adela Cortina señaló que nuestro cerebro es social: “somos en relación y vivimos en relación (…) y la virtud fundamental de nuestra relación debe ser la de la justicia y la de la compasión, que quiere decir que los que somos en vínculos somos capaces de compadecer la alegría y de con-padecer el sufrimiento”. Animaba así a los presentes a cultivar, por lo tanto, la justicia y la compasión, “pero con el añadido de la gratuidad: dar algo aunque no sea a cambio de nada”.

Para terminar, Adela Cortina, añadió que “cuando trabajamos conjuntamente ganamos mucho más que cuando no lo hacemos cooperativamente”, y tras conceder algunas preguntas, Ramón Sabaté concluyó el acto recordando a la audiencia el lema de Cáritas de 2018, “Tu compromiso mejora el mundo”, tan íntimamente relacionado con la denuncia de la aporofobia. Después de estas palabras, se finalizó, no sin un caluroso aplauso del respetable.

Luis Sierra.