Quiero centrarme en los tres acontecimientos que vamos a celebrar de forma inmediata. El primero, el domingo 28 de diciembre terminó el año jubilar, hemos celebrado los 2.025 años del nacimiento de Cristo. El Papa Francisco nos convocaba a celebrarlo centrados en la esperanza. Comenzó el 29 de diciembre del año pasado y termina en este día en el que celebramos la fiesta de la Sagrada Familia de Nazaret y de los Santos Inocentes.
“La esperanza no defrauda” era el lema con el que comenzábamos su celebración, a lo largo del cual hemos tenido múltiples actos de formación, celebraciones en los dos templos jubilares de la diócesis, nuestra catedral de Tarazona y la basílica del Santo Sepulcro en Calatayud. Muchos somos los que hemos Conseguido las indulgencias plenarias participando en las múltiples peregrinaciones realizadas. Destacaría como peregrinación especial la que realizamos a Roma las 100 personas que participamos. Acudimos a las cuatro basílicas mayores, cruzamos las puertas santas y participamos en la audiencia con el Papa León XIV.
El papa Francisco nos proponía unos deseos de esperanza para conseguir en este año que tendremos que seguir teniendo presentes para poder hacerlos realidad. Paz para el mundo que se acabe las guerras, el cuidado de la vida, no tener miedo a engendrar nuevas vidas, estar cercano a los enfermos, atención y cariño especial a los jóvenes que ven oscuro su futuro, atención y cuidado de los migrantes, de los ancianos, los que viven solos, y una preocupación especial por los pobres.
Como segundo momento, está el comienzo de un nuevo año que Dios nos regala y con en él la posibilidad de dar gracias a Dios por la vida y poder seguir creciendo, desde el amor de Dios, como sus buenos hijos. Durante este nuevo año intentaremos en nuestra vida, con nuestro ejemplo, nuestra fe y oración, ser luz para los demás, descubriendo cada día a Jesús como el camino, la verdad y la vida, que nos acompaña siempre y nos llevará a la vida eterna.
Este día primero del año, celebraremos la solemnidad de Santa María Madre de Dios y la Jornada de Oración por la Paz. Pedimos al Señor con insistencia y confianza, esa paz para el mundo entero.
Finalmente, el día 6 de enero, fiesta de la Epifanía del señor, celebraremos el día de nuestra misión en Cochabamba, como es nuestra costumbre. Es motivo de alegría, de esperanza y de compromiso. Alegría por todo el bien que allí están haciendo nuestros misioneros, actualmente Vicente e Iván, junto con todos las religiosas y laicos comprometidos que participan de forma activa en la parroquia de Santa Mónica. Es motivo de esperanza porque están ayudando a muchas personas a vivir el presente sintiendo a Dios a su lado, viendo crecer su dignidad y capacitándose para vivir el futuro con ilusión. Es motivo de compromiso porque tenemos que sentir la misión como obra de todos. Tenemos que seguir colaborando con nuestros donativos, seguir apoyando el proyecto “un niño en tu mesa”. Te invito a que sigas aportando tu ayuda para sostener nuestra misión, para que sigamos realizando una labor pastoral y caritativa de forma continua.
Feliz Año lleno de amor y esperanza para todos.