Os invito con gran alegría y con mucho entusiasmo a que preparéis vuestro corazón para recibir este gran misterio que se acerca a nuestras vidas. Todo un Dios que se hace hombre para sentirle cercano y para que recibamos ese gran regalo de ser hijos suyos.
Nuestro Dios todo poderoso se atreve a invitarnos, si queremos, a recibirle en nuestro corazón, a que nos hablemos con humildad, con sencillez, a ese misterio que Él nos acerca. Seguro que en todas vuestras casas tenéis un Belen puesto. Si está inspirado en el Evangelio, estará rodeado de personas humildes sencillas, porque esos son los que recibieron la buena noticia, la interiorizaron, se dejaron transformar y luego la comunicaron a todos. Ojalá sea una referencia para estos días y así, de esa manera, os empapéis de este gran misterio, de este gran regalo de la Navidad.
Gloria a Dios en el cielo y paz a los hombres de buena voluntad. Fue el gran anuncio que hicieron los ángeles a todas las personas y así lo pido para todos. Que recibamos la gloria y la alegría de Dios que nace y que transforme nuestros corazones hacia lo humilde, hacia lo sencillo, hacia la paz, para que sí se pueda terminar la guerra en el mundo, se puedan terminar las divisiones, la pobreza, se puedan acabar las lejanías que hay en nuestro corazón y a veces entre los más cercanos a nosotros.
Que el Señor nos llene de su paz, nos transforme interiormente y que nos dejemos querer, amar por él y en nosotros estos días resurja una nueva vida. Feliz Navidad para todos.