José se levantó, cogió al niño y a su madre de noche, se fue a Egipto…

INTRODUCCIÓN
“Estamos asistiendo a cambios hondos dentro de la familia; algunos piensan que a su desintegración y destrucción. Pero lo que las personas comienzan a reclamar no es el poder deshacerse de todo tipo de vínculos familiares, sino el poder conocer una verdadera familia y disfrutar de un hogar. Si queremos hacer presente la fuerza humanizadora del evangelio en nuestra sociedad, hemos de contribuir a hacer de la familia un hogar cálido de experiencia humana y humanizadora. Los hombres y mujeres siempre necesitaremos de un hogar en donde podamos crecer como personas. El mismo Hijo de Dios nació y creció en saber y madurez, en el favor de Dios y de los hombres, en el seno de una familia” (F. Ulibarri).
LECTURAS DEL DÍA
1ª lectura: Eclesiástico: 3,2-6.12-14. 2ª lectura: Colosenses 3,12-21
EVANGELIO
Mt 2,13-15.19-23
Apenas se marcharon, el ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo: -Levántate, coge al niño y a su madre y huye a Egipto; quédate allí hasta nuevo aviso, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo. José se levantó, cogió al niño y a su madre de noche, se fue a Egipto y se quedó allí hasta la muerte de Herodes. Así se cumplió lo que dijo el Señor por el profeta: Llamé a mi hijo para que saliera de Egipto (Os 11,1). Apenas murió Herodes, el ángel del Señor se apareció en sueños a José en Egipto y le dijo: – Levántate, coge al niño y a su madre y vuélvete a Israel; ya han muerto los que intentaban acabar con el niño. Se levantó, cogió al niño y a su madre y entró en Israel. Al enterarse de que Arquelao reinaba en Judea como sucesor de su padre, Herodes, tuvo miedo de ir allá. Entonces, avisado en sueños, se retiró a Galilea y fue a establecerse a un pueblo llamado Nazaret. Así se cumplió lo que dijeron los profetas: que se llamaría Nazareno.
REFLEXIÓN
1.- La Sagrada Familia, una familia emigrante. “Levántate, toma al Niño y a su madre, y huye a Egipto y quédate allí hasta que yo te avise; porque Herodes va a buscar al niño para matarlo”. (Mt. 2,13)
Qué duro, o como se dice ahora, qué fuerte el que quieran matar al Niño apenas ha pisado este mundo. Si este Niño sólo viene a salvar…a hacer el bien…María y José, sin protestar, sin pedir explicaciones, abandonan su país, su pueblo, su casa, su familia…y marchan a Egipto, un país tan distinto y desconocido. Y allí, sin conocer a nadie, tienen que buscar un trabajo, una vivienda. Ellos eran pobres y es posible que los primeros días estuvieran sin trabajo, viviendo de limosnas, pasando por la humillación de tener que pedir…Pero esta es la situación que, a lo largo de tantos siglos, han vivido y están viviendo miles de personas que tienen que abandonarlo todo por buscar trabajo y un medio de vida. En nuestros días también van huyendo de las guerras crueles o de situaciones insoportables. Muchos de ellos mueren en el camino, hasta convertir el Mediterráneo en un auténtico cementerio. Cualquier emigrante puede acudir a esta Sagrada Familia. Ella sabe por propia experiencia lo duro que es vivir en un país extranjero…Lo ha vivido. Ella está preparada para escuchar este tipo de situaciones, no desde fuera, dando una limosna, sino desde dentro, metiéndose en el pellejo de la gente que lo pasa mal.
2.- La Sagrada Familia, una familia que busca el retorno. “Levántate, coge al niño y a su madre y vuélvete a Israel; ya han muerto los que intentaban acabar con el niño” (Mt. 2.21).
Es voluntad de Dios que cada uno retorne a su país de origen donde encuentra su tierra, su ambiente, su historia. María y José se establecieron en Nazaret donde pasaron años felices, viviendo con el trabajo de sus manos. Nazaret se convirtió en una “escuela de formación”. Jesús constantemente alude a esa vida para hablarnos del Reino de Dios.
Se parece a una mujer que “mete levadura en la masa”, que “pone sal y sazona los alimentos”, que enciende “la luz de la lámpara” para que alumbre a toda la casa. Nazaret es, sobre todo, “casa de oración”.
3.- La Sagrada Familia es un nido de amor. La unión de Jesús, María y José es como un lago transparente donde se espeja el misterio de la Santísima Trinidad. Para José, María es la esposa ideal, cercana, cariñosa, trabajadora, sacrificada. Una mujer encantadora que él no se merece. Es un bonito regalo de Dios. Con ella todo, aún lo más difícil, se hace fácil.
Para María, José es modelo de esposo: callado, prudente, trabajador, con sólo una preocupación: hacer felices a su esposa y a su hijo. Estar con José es un verdadero paraíso.
Y los dos esposos sólo piensan en Jesús. Cuando se les pierde en el Templo no duermen, no descansan, no viven. Sin su presencia, se acaba la felicidad en esa casa.
En esta familia pensaba el Papa Francisco cuando decía:” “Los esposos son entre sí reflejos del amor divino que consuela con la palabra, la mirada, la ayuda, la caricia, el abrazo. Por eso, querer formar una familia es animarse a ser parte del sueño de Dios, es animarse a soñar con Él, es animarse a construir con El, es animarse a jugarse con Él esta historia de construir un mundo donde nadie se sienta solo”. Papa Francisco (A,L. Nº 321).
PREGUNTAS
1.- Hay muchas familias en el mundo que tienen necesidad de salir de su país con todo lo que esto conlleva de desarraigo y de sufrimiento. ¿Cuál es nuestra postura ante los inmigrantes? Como cristianos, ¿no podemos hacer más por ellos?
2.- Todo el mundo quiere volver a su País. En lo que depende de nosotros, ¿estamos dispuestos a ayudarles? ¿Cómo?
3.- ¿Estamos convencidos de que, cuando hay auténtico amor en las parejas, todos los demás problemas se solucionan mucho mejor?
Esta fiesta, en verso, suena así:
Celebramos esta Fiesta
de la SAGRADA FAMILIA,
para todos los cristianos
un modelo, un paradigma.
Tres personas siempre atentas
a la voluntad divina.
Unidas en la oración,
al estrenar cada día.
Familia que combinaba
el trabajo y la fatiga
con el respeto y ternura,
con el beso y la caricia.
Convirtieron en un cielo
aquella carpintería,
compartiendo los problemas,
las penas, las alegrías.
Hoy, hay muchos matrimonios
«pegados con la saliva».
Sin Dios, sin amor, sin freno,
navegan a la deriva.
Ojalá que descubrieran
la belleza de la vida,
cuando se vive con gozo
un amor en compañía.
Señor, que nuestras familias
vivan en santa armonía,
como, en Nazaret, vivieron
José, Jesús y María.
(Compuso estos versos José Javier Pérez Benedí)