Por sor Carmen Urrizburu, presidenta CONFER diocesana
Un día esplendido. El sol iluminaba todo el espacio del Somontano que se divisaba desde el Pueyo, envolviendo en una gran paz a las nueve personas representantes de las Congregaciones de Vida Consagrada asentadas en la Diócesis de Barbastro-Monzón, que deseábamos disfrutar de un día de retiro promovido por CONFER.
La Comunidad de monjes del monasterio abrió sus puertas con una agradable acogida. Saludos, un sabroso refrigerio, y ya nos sentíamos como en nuestra propia casa.
El silencio orante fue una de las notas distintivas de la jornada. Motivado por las palabras del P. Pablo Dicésare, IVE, que próxima ya la Navidad, entrelazó de manera muy bella el acontecimiento de la Encarnación y la Eucaristía. Eran una invitación a contemplar, a abrir el corazón para acoger la comunicación de la vida divina que la Trinidad ofrece a todas las personas, y que, aunque cada día celebramos en la Eucaristía, se celebrará de manera mucho más festiva y gozosa en las próximas fiestas de la Navidad.
La actitud de los monjes aportó sencillez y a la vez solemnidad a la exposición y bendición con el Santísimo y a la celebración de la Eucaristía, por la devoción que mostraban en sus gestos, y el canto con su acompañamiento al órgano
La Comunidad fue muy generosa, amable y servicial en todo momento, especialmente durante comida que todos pudimos compartir.
Ha sido un día espléndido. El sol brillaba en el exterior. La fraternidad se reflejaba en la alegre convivencia. El recuerdo de las hermanas y hermanos que no pudieron participar reforzaba la comunión. Y la luz que brota del misterio de la Encarnación vivido en la Eucaristía iluminaba a todos/as. Ha sido una jornada para recordar y agradecer.
