Saluda de Mons. José Antonio Satué a la diócesis de Málaga

Diócesis de Teruel y Albarracín
27 de junio de 2025

Queridos hermanos y hermanas de la Iglesia que peregrina en Málaga,

Al hacerse público mi nombramiento como obispo de esa Diócesis, os saludo a todos con afecto, a la espera de que podamos encontrarnos, conocernos y trabajar juntos a partir del próximo mes de septiembre.

Os confieso que, al aceptar esta misión, sufro el dolor de dejar la Diócesis de Teruel y Albarracín, en la que he sido muy feliz. También siento el vértigo, la responsabilidad y el privilegio de continuar con vosotros una historia de fe que se remonta al siglo IV, con el Concilio de Ilíberis y nuestro primer obispo conocido, San Patricio. A lo largo de los siglos, nuestra diócesis ha vivido momentos de gloria y también de dolor; unos y otros nos recuerdan la fidelidad y el sacrificio de nuestros antecesores en la fe, alentados por el testimonio de los mártires y santos –canonizados y de la puerta de al lado–que desde Málaga han transmitido a la Iglesia y al mundo la luz del Evangelio.

Desde esta historia, que nos contempla, quiero caminar con vosotros, renovando nuestro compromiso evangelizador, caritativo y de comunión. Del mismo modo que María, nuestra patrona la Virgen de la Victoria, nos enseñó a confiar plenamente en Dios y a recorrer sus sendas, sigamos avanzando bajo la guía del Espíritu para construir juntos una Iglesia en salida, acogedora, sinodal, samaritana, audaz y cercana a quienes son descartados en cualquier periferia. Nos acompañará y sostendrá el amor fiel de Dios, manifestado en el Sagrado Corazón de su Hijo Jesús, cuya solemnidad hoy celebramos.

Invito, pues, a todo el pueblo santo de Dios que peregrina en la provincia de Málaga y en la ciudad de Melilla a vivir unidos y a mantener viva la esperanza. Hermanas y hermanos laicos, sacerdotes, consagradas y consagrados, seminaristas, comunidades parroquiales, hermandades y cofradías, movimientos apostólicos, familias y jóvenes, trabajemos juntos, para responder a los retos que hoy nos plantea nuestro mundo y ser el consuelo de Dios para las heridas de nuestra gente.

Para esa misión, me encomiendo con devoción a San Manuel González, cuya pasión por la Eucaristía y por los pobres ha marcado tan profundamente la vida pastoral de esta Iglesia, y confío en que el ejemplo de esa figura inmensa, que fue el cardenal Ángel Herrera Oria, me ayudará a promover incansablemente la dignidad humana, tal como él hizo.

Me encomiendo también a vuestra oración y a vuestra paciencia, para que enseñéis a este aragonés, nacido al pie de los Pirineos, a 900 kilómetros de vuestra tierra, y acostumbrado a vivir la fe y el ministerio en diócesis pequeñas como Huesca y Teruel; de modo que pueda conocer, valorar y promover la cultura y la religiosidad de Andalucía, e introducirme poco a poco en una diócesis como Málaga, tan populosa y con retos tan diversos a los que he afrontado hasta ahora.

Que la Virgen de la Victoria y los santos Ciriaco y Paula intercedan por el Santo Padre León, al que agradezco su confianza, fortalezcan nuestras comunidades y hagan florecer cada día en la diócesis de Málaga la primavera del Espíritu. Un saludo muy cordial en el Señor.

+José Antonio Satué Huerto

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Un comentario

  1. Desde Málaga
    Rezamos por usted y lo encomendamos a la Virgen de la Victoria para que lo guíe y acompañe en su nueva misión

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