«La conversión ecológica es una urgencia de fe»: Eduardo Agosta reivindica la Laudato si’ como respuesta cristiana al colapso climático

David López
11 de junio de 2025

Con motivo del décimo aniversario de Laudato si’, el Centro Pignatelli acogió el pasado 9 de junio un acto organizado por la Delegación Diocesana de Ecología Integral y el grupo de Ecología y Justicia Social del propio centro. El invitado principal fue el carmelita Eduardo Agosta, director del Departamento de Ecología Integral de la Conferencia Episcopal Española, quien ofreció una ponencia apasionada, informada y esperanzadora ante un salón repleto de personas comprometidas con el cuidado de la casa común.

Doctor en física de la atmósfera, investigador en climatología y asesor del Vaticano, Agosta no se anduvo con rodeos: «Estamos atravesando una crisis socioambiental de consecuencias históricas. La buena noticia es que, como cristianos, no estamos desarmados: tenemos una propuesta potente que es la ecología integral. Y necesitamos conversión. Ecológica, sí, pero sobre todo espiritual».

Tres aniversarios, un mismo grito

Eduardo Agosta enmarcó su intervención recordando que este año se celebran tres aniversarios fundamentales: los diez años de Laudato si’, los ochocientos del Cántico de las criaturas de san Francisco de Asís y los 1.700 del Credo niceno(325). «Tres formas de decir lo mismo: creemos en un Dios creador, en una tierra como don, y en una fraternidad con todas las criaturas», afirmó.

Ecología integral: una pastoral, no una moda

Agosta subrayó que Laudato si’ no fue un capricho papal ni un gesto aislado, sino un hito en la trayectoria de la Doctrina Social de la Iglesia. «La ecología integral forma parte de la pastoral social de la Iglesia. No es una ONG ambientalista ni un discurso accesorio: es una forma de anunciar el Evangelio en los desafíos del siglo XXI», insistió.

La clave está en integrar fe y ciencia. «Como climatólogo, puedo mostrar los datos; como cristiano, los interpreto desde la fe. Y lo que está en juego no es solo el planeta: es nuestra dignidad, el bien común y la justicia con las generaciones futuras», explicó.

Nueve límites, una urgencia

Con claridad pedagógica, Eduardo Agosta explicó los llamados «nueve límites planetarios», un modelo científico que alerta sobre los umbrales de sostenibilidad que no deberíamos sobrepasar si queremos evitar el colapso ecosistémico. Dos de ellos —el cambio climático y la pérdida de biodiversidad— ya han sido ampliamente rebasados.

«Actualmente, estamos en 1,55 ºC de calentamiento global respecto al periodo preindustrial. Y subiendo. Si alcanzamos las 450 partes por millón de CO? en la atmósfera, entraremos en zona roja. Hoy estamos en 423. Hay que actuar ya», afirmó con contundencia.

¿Cambio climático? También en España

Agosta presentó investigaciones propias sobre los efectos del cambio climático en la península ibérica. Entre los datos más impactantes: una reducción significativa de las lluvias persistentes y un aumento de fenómenos meteorológicos extremos. «El clima ya ha cambiado. No es algo del futuro ni de otros países. Lo estamos viendo aquí, y sobre todo lo sufren los más pobres», advirtió.

Ecología y fe: una sola conversión

Para el ponente, la clave está en redescubrir la sacralidad de la creación. «Hemos dejado de ver a Dios en la naturaleza. Ya no nos habla. Y eso es una pérdida espiritual. Recuperar el vínculo con la tierra es también recuperar nuestra fe en el Dios creador», afirmó con fuerza.

La conversión ecológica, señaló, no consiste solo en reciclar más o cambiar de bombillas, sino en transformar el corazón. «Es una conversión que exige mística, oración, silencio y un estilo de vida más sobrio. No basta con conocer los problemas: hay que dejarse tocar».

Eduardo Agosta en un momento de la charla

Una Iglesia verde, pero aún en camino

Durante el coloquio posterior, Eduardo Agosta reconoció que muchos jóvenes han respondido positivamente al mensaje de Laudato si’, pero que todavía falta un verdadero discipulado ecológico dentro de la Iglesia. «Tenemos muchos bautizados, pero pocos convertidos. Esta encíclica es profundamente cristiana. El problema es que muchos cristianos aún no se la han tomado en serio», lamentó.

También insistió en que el problema ecológico no puede reducirse a cambiar el tipo de energía. «La transición ecológica no consiste en cambiar el enchufe de los fósiles a los renovables y seguir igual. Eso perpetúa el modelo tecnocrático. Hace falta una transformación cultural, espiritual y económica profunda. Y eso duele. Pero vale la pena».

Salud del planeta, salud humana

En respuesta a preguntas del público, Agosta destacó la relación directa entre la degradación ecológica y la salud humana. «La contaminación mata. La alimentación industrializada enferma. La mala calidad del aire provoca enfermedades cardiovasculares. Sanar la tierra es sanar nuestros cuerpos».

Un mensaje que toca el corazón

Cerró el acto el arzobispo de Zaragoza, don Carlos Escribano, agradeciendo la claridad, la pasión y la hondura con que Eduardo Agosta expuso su mensaje: «Has hecho muy atractivo el reto que nos plantea Laudato si’. Ayudas a romper prejuicios ideológicos. Y eso, en la Iglesia de hoy, es un verdadero don».

Carlos Revuelto (izquierda), Eduardo Agosta y Don Carlos Escribano

 

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