Culmina la convivencia del clero joven de la Archidiócesis de Zaragoza en Estercuel

Luis Sierra
10 de junio de 2025

La delegación episcopal para el Clero ha convocado una vez más la tradicional convivencia destinada a diáconos transitorios y sacerdotes en sus primeros años de servicio. En esta ocasión, más de veinte ministros han respondido a esta llamada, compartiendo distintas actividades durante los días 4 y 5 de junio.

El primer día, visitaron Alcorisa, acompañados por su párroco, el sacerdote Juan Pablo Ferrer. Pudieron conocer algunos lugares emblemáticos, como el antiguo seminario, el museo de Semana Santa o la parroquia. Llegaron a comer al Monasterio del Olivar, en Estercuel (Teruel), atendido por los padres mercedarios. Allí fueron acogidos con gran hospitalidad por parte de la comunidad viva de la orden y los mismos trabajadores.

Después de la comida y un breve momento de descanso, compartieron un encuentro muy interesante. Iniciado por una oración, reflexionaron y expresaron impresiones, fortalezas, dudas e inquietudes acerca de su labor pastoral. El día finalizó con la celebración de la Santa Misa, presidida por Mons. Carlos Escribano, arzobispo de Zaragoza. En su homilía, recalcó que “el Señor se ha fijado en cada uno” y que es necesario permanecer a la escucha de su voluntad: “Que sepamos acoger con sencillez la propuesta de Dios para nuestra vida pero, a la vez, con alegría y audacia”.

La velada nocturna fue también muy singular. En primer lugar, por la celebración de dos cumpleaños —de Evertz J. Vallejo, párroco de Quinto de Ebro, Sástago y Escatrón, y de Luis M. F. Sierra, diácono en Villamayor de Gállego y Farlete—, acompañada de buena música en directo; en segundo lugar, por la explicación del acercamiento histórico de la humanidad al estudio de la Astronomía, por parte del superior de la comunidad: el padre Fernando Ruiz. Disfrutaron de una vista privilegiada de las estrellas, debido a la extraordinaria ubicación del complejo.

Al día siguiente, el “plato fuerte” fue la visita al Museo Minero de Escucha, pueblo reconocido por las minas de carbón que lo han definido y situado en el mapa desde el inicio del s. XX. Los sacerdotes pudieron descender 90 metros bajo tierra y conocer in situ los distintos oficios que existían hasta su clausura, en 1968. Después de comer de nuevo en el monasterio, regresaron a Zaragoza con las “pilas cargadas” y el ánimo renovado, agradeciendo a lo Alto la oportunidad que ha supuesto un encuentro tan especial como este.

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