Casi todos los días, los espacios informativos de los medios de comunicación, repiten y repiten algunas noticias hasta la saciedad. Pero algunas veces, noticias que verdaderamente importan y deberían desmenuzarse, pasan sin pena ni gloria; las dicen una vez y a continuación las olvidan
Estos días ha saltado la noticia de que tienen problemas en la General Motors, del grupo PSA. La empresa quiere rebajar el salario de los trabajadores un seis por ciento ¡Increíble! ¡Y sin embargo el IPC sube casi cada día! Esto conlleva que cada día se pierde poder adquisitivo ¡Pero siempre y solo los mismos!
Se empeñan en decirnos que todo va bien; que la economía crece a buen ritmo, incluso más que en los demás países de la Unión Europea. Y me pregunto: ¿a dónde va esa mejoría, esa riqueza, ese crecimiento? A los trabajadores parece que no, por lo que vemos. Muchas veces he oído elogiar a los trabajadores de la Opel en Figueruelas porque han sabido adecuarse a los tiempos de crisis; han renunciado a muchos derechos para que el daño sea el menor posible, tanto para los trabajadores como para la empresa y sacando adelante una producción de las mejores del resto de factorías de la empresa. Entonces, ¿son solo los trabajadores quienes deben seguir sacrificándose?
Me viene a la mente la carta de Santiago 5, 2 y 4 que dice: “Vuestra riqueza está podrida y vuestros trajes se han apolillado. Mirad, el jornal de los obreros que segaron vuestros campos, el que vosotros habéis retenido, está gritando, y los gritos de los segadores han llegado a los oídos del Señor del universo”.
En tiempos de Moisés también llegó el clamor del pueblo oprimido hasta los oídos de Dios. Y Dios liberará a los oprimidos. Esa es la esperanza a la que debemos aferrarnos y esas son las reflexiones que deben hacer quienes corresponda.
