Tu también puedes Santo – Carta del obispo de Tarazona del domingo, 9 de noviembre

Vicente Rebollo Mozos
7 de noviembre de 2025

Celebramos este domingo el Día de la Iglesia Diocesana con la finalidad de que todos tengamos el gozo de sentirnos Iglesia, de la que formamos parte desde el momento de nuestro bautismo y para afianzar nuestro compromiso con esa Iglesia mediante la participación desinteresada y generosa en nuestra parroquia.

El lema para este año, “Tú también puedes ser Santo”, nos sitúa en lo más genuino de la Iglesia y de nuestra vocación de cristianos, llamados a la santidad como forma de vivir nuestra fe. En el credo confesamos que la Iglesia es santa como una de las características fundamentales. Es santa por su fundador, Cristo. Es santa porque está guiada por el Espíritu Santo que la llena de vida. Es santa porque en ella celebramos los sacramentos, a través de los cuales se nos concede la gracia de la salvación. Es santa porque nos lleva al Cielo. Es santa porque lo son sus miembros, todos nosotros, aunque nos queda mucho camino para serlo plenamente; la santidad la alcanzaremos de forma total en la otra vida.

Esta vocación nos la recuerda S. Pablo “Él nos eligió en Cristo para que fuésemos Santos e intachables ante él por el amor” (Ef 1, 4) y posteriormente el Concilio Vaticano II dice, “En la Iglesia, todos los miembros están llamados a la Santidad” (LG 39). Por estar formada por personas en camino hacia la santidad, el mismo Concilio la definió como Santa y pecadora a la vez, “la Iglesia encierra en su propio seno pecadores y siendo al mismo tiempo santa y necesita de purificación, avanza continuamente por la senda de la penitencia y de la renovación” (LG 8)

Los medios para recorrer este camino hacia la santidad es la gracia que Cristo nos da a través de los sacramentos, son las prácticas de piedad y el ejercicio de la caridad. Todo ello envuelto en la necesidad de querer mucho a la Iglesia, como a una madre que nos ha engendrado en la fe, que nos alimenta con los sacramentos y que nos da al mismo Jesús que en cada momento nos muestra el camino hacia la vida eterna.

En este domingo se nos invita a tener siempre una actitud profunda de agradecimiento con ella. A que nos preguntemos qué puedo hacer yo por mi diócesis, cómo contribuyo a su santidad y a sus necesidades. Hagamos un esfuerzo por dedicar algo de nuestro tiempo en su servicio, también por compartir nuestros recursos económicos para que así pueda ser mejor instrumento de salvación en nuestro mundo.

Para todo esto, tu parroquia te ayuda, con tu compromiso en ella y por ella cada día serás un miembro activo de la Iglesia.

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