Jubileo de la Esperanza convocó a seminaristas de Aragón en Roma

Fabio Ovalle Medina
28 de junio de 2025

Del 23 al 24 de junio, los seminaristas y formadores del Seminario Metropolitano san Valero y san Braulio que congrega a alumnos del Arzobispado de Zaragoza y de las Diócesis de Huesca y Barbastro-Monzón peregrinamos a Roma con motivo del Jubileo de los Seminaristas, enmarcado en el Año Santo convocado por el Papa Francisco.

Este encuentro jubilar, que reunió a miles de seminaristas venidos de distintas partes del mundo, tuvo su momento culminante con la peregrinación por la Via della Conciliazione, el paso por la Puerta Santa y una catequesis dentro de la basílica de San Pedro dirigida por el mismo Papa León XIV.

En su intervención el Santo Padre nos exhortó a los seminaristas a ser servidores de una Iglesia abierta y misionera, invitándonos a la oración y al discernimiento para ser «testigos de esperanza». “Gracias por haber aceptado con valentía la invitación del Señor a seguir, a ser discípulo, a entrar en el seminario. Hay que ser valientes y ¡no tengan miedo!”, palabras en español pronunciadas por el Pontífice quien sorprendió a los cerca de cuatro mil seminaristas con los que se reunió en la basílica vaticana el martes 24 de junio.

La meditación y el encuentro con el Papa León XIV fue el momento especial del Jubileo de los seminaristas, que comenzó en la tarde del 23 de junio, con un momento de oración en la basílica de San Pablo Extramuros, seguido de un concierto del coro de la diócesis de Roma con la orquesta «Fideles et amati», dirigida por monseñor Marco Frisina. La peregrinación continuó la mañana del 24 de junio con el paso por la Puerta Santa de la Basílica de San Pedro, mientras que en horas de la tarde tuvo lugar en distintas iglesias del centro de Roma, la celebración eucarística conclusiva, presididas por los prelados que participaron el 25 de junio, en el Jubileo de los Obispos.

Testimoniar la misericordia de Dios en medio de la sed de poder del mundo

El Santo Padre, nos ha dicho: «Hagan de su vida un don de amor, recordando que el corazón de Cristo está animado por una «inmensa compasión. En un mundo donde a menudo hay ingratitud y sed de poder, donde a veces parece prevalecer la lógica del descarte, ustedes están llamados a testimoniar la gratitud y la gratuidad de Cristo, la exultación y la alegría, la ternura y la misericordia de su Corazón. A practicar el estilo de la acogida y cercanía, del servicio generoso y desinteresado, dejando que el Espíritu Santo «unja» su humanidad ya antes de la ordenación». Puntualizó el Papa.

Permanezcan cerca de quienes sufren

Especialmente en una sociedad y una cultura marcadas por el conflicto y el narcisismo, dijo el Pontífice, los seminaristas deben amar «con el corazón de Cristo», diciéndole sí «con humildad y valentía» y trabajando sobre su propia interioridad:

Bajar a lo profundo del corazón a veces puede darnos miedo, porque en él también hay heridas. No tengan miedo de cuidarlo, déjense ayudar, porque precisamente de esas heridas surgirá la capacidad de estar cerca de los que sufren. Sin la vida interior, no es posible tampoco la vida espiritual, porque Dios nos habla precisamente ahí. Dios nos habla en el corazón, tenemos que saber escucharlo.

Cuidado con la superficialidad y la hipocresía, las crisis son oportunidades de gracia

Igualmente, importante es el discernimiento, aquel que -siguiendo el modelo de María- hace capaces de «custodiar y meditar», de «recomponer los fragmentos», los sueños, los deseos y las ambiciones que se agolpan en el corazón, a veces de manera confusa. «Cuidado con la superficialidad» fue, por tanto, la admonición del Papa a los seminaristas, rechazando «todo enmascaramiento e hipocresía».

Manteniendo la mirada en Jesús, hay que aprender a dar nombre y voz también a la tristeza, al miedo, a la angustia, a la indignación, llevando todo a la relación con Dios. Las crisis, los límites, las fragilidades no deben esconderse, son más bien ocasiones de gracia y de experiencia pascual.

Sin duda alguna este ha sido un momento de gracia, oración, peregrinación y discernimiento dentro del proceso vocacional de cada candidato, quienes además de visitar las grandes Basílicas y templos romanos, los museos y grutas vaticanos, barrios de interés, entre otras actividades, también vivimos dos momentos especiales como lo fue la vigilia de oración por las vocaciones presbiterales en el Pontificio Colegio Español de San José de Roma y la Jornada Penitencial y la Eucaristía en la Iglesia de Santa María de Montserrat de los Españoles. Asi como la participación en la Eucaristía y procesión en la Solemnidad del Corpus Christi que presidió el Papa León XIV.

«Para mí ha sido espectacular esta experiencia porque he podido compartir con los hermanos en la fe, visitando las tumbas de los apóstoles Pedro y Pablo y también pudiendo ver de cerca al Papa hasta incluso tocarle y disfrutar de esos días con gente de seminarios de España. También me ha llamado mucho la atención poder ver esos lugares santos donde los propios apóstoles murieron y entregaron la vida por Cristo», compartía Jesús Zamora, uno de los seminaristas asistentes.

 El Jubileo de los Seminaristas fue solo el inicio de una semana intensa en Roma. Una celebración que continuó con el Jubileo de los Obispos, al que asistieron cerca de 30 prelados españoles, y el de los sacerdotes, del 25 al 27 de junio, que contó con la participación de 79 venidos de España.

Este artículo se ha leído 61 veces.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Compartir
WhatsApp
Email
Facebook
X (Twitter)
LinkedIn

Noticias relacionadas