En los últimos años el término de ‘movilidad humana’ se ha popularizado a causa de las injustas situaciones que miles de personas están viviendo. Situaciones que, si miramos a nuestro alrededor, siempre han estado presentes en nuestra historia. Cáritas Internationalis centra su campaña en este fenómeno, que refleja con el lema “Compartiendo el viaje”.

Durante la Semana de la Pobreza, que se celebró en octubre, Cáritas Diocesana de Huesca quiso reflexionar también sobre las razones que llevan a las personas a tomar estas decisiones. Pablo Reyero, responsable del Sahel del área de Cooperación Internacional de Cáritas Española y uno de los interlocutores de esa jornada reflexiva, nos acerca a esta realidad.

¿Qué es la movilidad humana y por qué Cáritas Internationalis centra su campaña en ella?

En la confederación Cáritas hablamos de movilidad humana para referirnos a la realidad histórica de “que la gente se mueve. Más allá de los conflictos que expulsan a las personas como refugiadas o los contextos de pobreza y falta de oportunidades que también fuerzan a la migración, lo cierto es que siempre nos hemos movido. Debemos tratar esta realidad desde la naturalidad y nunca desde la visión de solucionar un problema.

La campaña de Caritas Internationalis “Compartiendo el viaje” busca que escuchemos y acojamos a las personas en movilidad, sea en sus países de origen, tránsito o destino. El papa Francisco, que ha presentado la campaña y la está impulsando con sus gestos y sus mensajes, nos invita a ir al encuentro de las personas. No solo se trata de actuar contra la vulneración de los derechos; nos anima a compartir con las personas que vienen a nuestras comunidades y a entenderlas, para que todos nos encontremos como una sola familia humana.

¿La movilidad humana es un derecho o una obligación?

La opción de migrar es tan antigua y natural como nuestra existencia en la tierra y lo importante es no olvidar que toda persona debe seguir siendo sujeto de derechos, esté donde esté. Por eso, plantear la movilidad humana con esta doble pregunta, nos aleja de la idea de que la migración se trata de una opción “tomada a la ligera”, como en ocasiones se nos muestra. Migrar o no es una alternativa más en los planes vitales de las personas y esa opción está estrechamente relacionada con las graves crisis que afectan a sus regiones o países de origen.

Por ello, es un derecho tanto el decidir migrar como el llevarlo a cabo. Pero en muchos casos también es una obligación por la falta de oportunidades. Nuestros esfuerzos deben conducirse a que las personas en movilidad gocen de todos sus derechos y a que las condiciones en sus países de origen les permitan valorar la migración como una de tantas alternativas de vida, pero no como la única.

La acción de la red Cáritas y de Cáritas Española para defender los derechos y la dignidad de los migrantes tiene una dimensión global, que incluye el acompañamiento en el trayecto que realizan desde país de origen hasta el de destino; la atención en los países de acogida; la ayuda a las personas que retornan a sus casas; la sensibilización social a nivel mundial y la incidencia política a los Gobiernos nacionales y organismos internacionales.

En el Sahel, de donde proceden muchos de los migrantes que llegan a Aragón,  ¿Cuáles son las causas y los destinos más frecuentes?  

El Sahel es una zona que toma su nombre y su forma de unos límites geográficos y climáticos, no es una delimitación política. Esta zona cruza el continente africano de este a oeste, al sur del desierto del Sahara y al norte de las sabanas y selvas más ecuatoriales. En ese eje horizontal, siempre ha habido movilidad humana. Se trata de una zona de trashumancia, de población nómada, de líneas comerciales muy antiguas, en la que nunca hubo una verdadera frontera.

Con esta reflexión quiero dejar claro que la migración no ha sido nunca una excepcionalidad. Las causas que nos preocupan y que dejan la migración como única opción son las de la inestabilidad y la inseguridad, las crisis alimentarias, el impacto del cambio climático en los medios de vida y la falta de opciones para los jóvenes. Nunca hay una sola causa y todas están de alguna manera relacionadas.

¿Qué podemos hacer para convertir esa obligación en un derecho?

Seguir manteniendo nuestra cultura de acogida. El presidente de Caritas Internationalis y arzobispo de Manila, monseñor Tagle, nos propone conocer a un migrante o refugiado, escuchar y compartir con ellos sus historias y experiencias de vida. “El Santo Padre –nos dice monseñor Tagle– nos ha enseñado el poder de la acción en las palabras y nos ha invitado a difundir, defender y vivir la cultura del encuentro, de una manera sencilla, tal y como lo hizo Jesús, no sólo ver sino mirar, no sólo oír sino escuchar, no sólo pasar al lado de las personas, sino detenerse ante ellas”.